La región de Madrid (población 6.6 millones) es una de las regiones de Europa más afectadas por COVID-19 con alrededor de 60,000 casos reportados oficialmente (principios de mayo).
El 14 de marzo de 2020, el gobierno español decretó un estado de alarma bajo el cual toda la población fue sometida a internamiento obligatorio. Unos días después, el Consejo General de Odontología de España informó que, debido a la escasez general de EPP, las prácticas que no tienen este equipo disponible dejarían de funcionar de inmediato, incluidos los casos que involucran urgencias dentales. En consecuencia, solo el 5% de las clínicas dentales permanecieron abiertas para la atención dental urgente.
En CeamDental presentamos un análisis preliminar de algunos aspectos de la atención en urgencias dentales realizada por un dentista en esta región (17 de marzo al 3 de mayo) que estaba de guardia las 24 horas del día, seis días a la semana, con el apoyo de un asistente, el día restante era sustituido por otros dos operarios.
Antes de una cita, los pacientes se sometieron a una entrevista telefónica con el dentista; ninguno reportó síntomas de COVID-19 ni contacto con personas infectadas. Siguiendo este protocolo, los pacientes fueron vistos en la práctica dentro de una hora. Alrededor del 25% fueron tratados entre la medianoche y las 6 de la mañana. El lapso de tiempo entre la presentación de los síntomas y la solicitud de consulta urgente fue generalmente de más de diez días. La mayoría de los pacientes (75%) habían recibido tratamiento que involucraba solo la medicación habitual. En todo momento, el dentista usó EPP apropiado, minimizando el uso de procedimientos generadores de aerosoles. El total de pacientes atendidos fueron 187 (98 mujeres; 89 hombres; de 20 meses a 87 años). Siete eran niños menores de 12 años y 12 tenían más de 75 años. El diagnóstico más común (50%) fue periodontitis periapical aguda, con absceso asociado (19% de los casos), pulpitis irreversible (13%), complicaciones de la pericoronaritis del tercer molar ( 7%), abscesos periodontales (6%), fracturas verticales (5%), fracturas horizontales (5%) y otras patologías. En el 58% de los casos se realizó una extracción, en el 6% una escala y cepillado radicular del área patológica y en el 10% de los casos solo se indicó tratamiento farmacológico.
Otros procedimientos realizados fueron la primera etapa del tratamiento del conducto radicular, el tratamiento del conducto radicular de los dientes monoradiculares, la dentadura postiza cementada y la extracción o reparación de aparatos de ortodoncia. Solo tres pacientes fueron remitidos a servicios hospitalarios de emergencia. Se estima que el 80% de los tratamientos proporcionaron una resolución permanente de la patología y en los casos restantes fue posible ofrecer una solución parcial o temporal.
En conclusión, la atención odontológica urgente prestada fue sin duda extenuante, pero también fue una fuente de gran satisfacción para el dentista, tanto personal como profesionalmente. Además, los pacientes apreciaron mucho su grado de disponibilidad y la importancia del trabajo realizado. Después de este período, el dentista fue examinado para detectar anticuerpos contra el SARS-COV-2 y se recibió un resultado negativo.